Cuando empieza el calor comenzamos todos a sacar la ropa de verano, a revisar que tenemos, que podemos ponernos, qué nos cabe y qué no nos cabe (sniff sniff), y revisar la ropa de baño….
Aquí es donde empieza una de mis aventuras de todos los veranos, porque siempre repito…
Reviso mis biquinis y pienso «debería comprarme un biquini nuevo» y las razones pueden ser:
– Los tengo hechos polvo.
– No me caben (buaaaaaaa).
– Necesito uno nuevo (esta razón le encanta a mi marido particularmente ;))
Y entonces me voy toda ilusionada de compras, me encanta ir de compras.
Y como era de prever tras tal experiencia no me llevo ninguno…
A veces termino comprándome alguno de los biquinis igualmente, porque bueno….lo necesitaba.